Lo fantástico en el arte popular
Campesinos bajo árbol con nahuales. Barro petatillo. Artesano José Antonio Mateos Suárez Tonalá, Jal. Col. Miguel Abruch. (Foto: GLR Estudio).
María Teresa Pomar
En muchos lugares de México se cree en seres sobrenaturales a los que genéricamente se les llama nahuales. Hay canciones populares, versitos y toda clase de cuentos y leyendas sobre estos seres. Los artistas populares no son ajenos a estas creencias y, en algunas ocasiones también reflejan en sus obras a estos seres míticos dotándolos de los atributos que imaginan, o que por relatos y leyendas conocen.
Parece ser que el nombre nahual o nagual proviene del náhuatl nahualli, que significa “la vestimenta del individuo”. Estos seres normalmente se transforman a voluntad propia en animales; pero esto sólo lo pueden hacer de noche, pues su encantamiento desaparece al alba; es decir, los nahuales son hijos de la noche. En la época prehispánica su deidad propiciatoria era Tezcaltlipoca, y parece ser que su origen proviene de algunos ritos y creencias prehispánicos.
En la actualidad la creencia sobre los nahuales sigue vigente y forma parte de algunas cosmovisiones indígenas que se han acendrado en las culturas mestizas.
El nahual propiamente dicho es un ser que puede transformarse en diversas criaturas disímbolas, como un burro, un tigre, una ardilla, un guajolote, una lechuza, etc., y se dedica a hacer maldades tales como las que se citan en los siguientes ejemplos: cuando tiene forma de burro, destroza las cosechas de maíz; cuando es cacomixtle, roba gallinas y huevos de los corrales familiares; asimismo, se dice que cuando a un nahual le gusta una muchacha… sencillamente se la roba y la devuelve algunas veces embarazada, sin que el hijo que resulte herede las facultades cambiantes del padre.
Cuando alguien le da de palos o machetazos a un nahual y lo hiere en su estado animal, éste al amanecer, cuando vuelve a su condición humana, presenta las heridas que se le causan durante su otra encarnación.
Existe otra clase de seres míticos entre los mayas de los Altos de Chiapas a los que se les conoce como chuleles, pero a diferencia de los nahuales, éstos son seres que protegen al recién nacido que llevará su nombre, y sólo cuando el pequeño tenga uso de razón sabrá junto con sus padres lo concerniente a su chulel. Se cree incluso que cuando la luna se encuentra en determinadas fases, si el chulel es matado, también muere el ser al que protege.
En el estado de Guerrero existen los chanes, que son seres que habitan en las inmediaciones de los ríos y que hacen travesuras tales como esconder cosas y robarse a las muchachas. Por su parte, en Veracruz existen los chaneques, también habitantes de las orillas de los ríos y lagos, que desarrollan actividades muy parecidas a las de los chanes, pero en su caso la mayor parte de las travesuras se relacionan con la pesca.
Hay zonas de México, como la del Bajío, donde el nahual es visto con temor, porque se considera que quien tiene poderes para transformarse en animal también los tiene para hacer daño.
Es suficiente platicar un rato con la gente del estado de Guanajuato para oír mil relatos acerca de estos seres sobrenaturales a los que allí se les liga con brujas y diablos. Incluso, sobre estos personajes se cantan canciones como: Viejo firísimo … párpados de Caifaz te pareces a Luzbel tienes facha de nahual. Uy, uy, uy, ¡qué miedo me das! Ay, ay, ay, por aquí pasó el nahual con sus alas de petate y sus ojos de cristal. El cronista de la ciudad de México, Don Luis González Obregón, transcribió en su libro México Viejo los siguientes versos: ¡Oh representaciones de los mortales!, mostrad aquí vuestro asombrado gesto en la danza infernal de los nahuales. Y si con hambre te vieres te embista un toro cerrero o te bese el carbonero más porfiado virueliento flojo, borracho, trapiento, brujo, nahual y hechicero.
Sin duda los conceptos diabólicos y nahualescos han servido de inspiración a la fantasía de los artistas populares. Don Pedro Linares, originario de Celaya, quien creó las figuras que bautizó como alebrijes, palabra de su invención y que, según platicaba, se le había revelado en un sueño con un nahual.
Hoy en Jalisco existe una amplia cantidad de artistas populares que crean figuras representativas de estos seres fantásticos, ya sea en pintura sobre cerámica o en figuras de bulto que generalmente son de animales con alguna seña de sus atributos maléficos, muchos de ellos con forma de perros, gallos, leones, etc., y en su mayor parte esculpidos en barro.