José N. Iturriaga
El mosaico cultural chiapaneco se nutre de sus tres orígenes principales: indígena, español y nuestra tercera raíz, la sangre negra. A su vez, los numerosos grupos étnicos provienen de dos troncos diferentes: el maya y el olmeca. Al primero corresponden los tzotziles, tzeltales, tojolabales, lacandones, choles, mochos, mames, chujes y jacaltecos; al segundo, los zoques. El mestizaje se enriqueció con migraciones de alemanes, franceses, chinos y japoneses.
“Al igual que la ceiba –el árbol sagrado de los mayas y puente entre dos mundos- que tira sus hojas para renacer, los pueblos de Chiapas abordaron el aprendizaje de lo que venía del otro lado del mar”, consideran el doctor Andrés Fábregas Puig y la maestra Concepción Santos Marín.
El universo artesanal chiapaneco (no es exagerado llamarlo así) está condicionado por la geografía, por el clima y sobre todo por su diversidad cultural. En el caso de los pueblos indígenas, la “lucha por preservar su cultura ancestral” se aprecia en las artesanías, que, por otra parte, son un poderoso factor de integración étnica por su carácter identitario; de hecho, en particular los textiles, permiten reconocer no sólo a la comunidad de la que provienen, sino a veces hasta a la misma artesana que los elaboró. “Los huipiles, bordados o brocados en telar de cintura, son historias de vida tejidas a manera de preservar sus creencias. Las figuras representan los dioses de la tierra y de la lluvia, son súplicas o tributos a los dioses para obtener sus favores, son documentos vivientes de la historia de cada pueblo”.
La organización virreinal a través de barrios y mayordomías y, sobre todo, los gremios, influyeron en definitiva en la organización artesanal. En casos tan notables como el de Chiapas, debemos necesariamente resumir:
Los tzotziles y tzeltales, de los Altos de Chiapas, son ovicultores y por tanto producen la lana que utilizan para sus propias confecciones textiles: enredos y sarapes, entre otras. A los pobladores de cada pueblo se les puede reconocer por sus atavíos, como a los chamulas. “Los de Zinacantán, cultivadores de flores, hacen de sus prendas de vestir un tributo a la naturaleza, a las flores que les dan sustento, por eso las mujeres en sus capas, manteles, huipiles, representan flores, mariposas”. Los tojolabales hacen fajas polícromas, enredos de algodón, blusas bordadas.
Los tzeltales sobresalen por su alfarería. En Amatenango del Valle fabrican manualmente ollas, macetas, tinajas, incensarios, figuras de animales –destacadamente palomas y jaguares-, algunas de complejos diseños.
Los lacandones, “último grupo culturalmente silvícola que habita México”, hacen incensarios, tallas en madera, arcos y flechas, “cucharillas para alimentar a los dioses”, mas no son ya piezas para su uso original, sino para la venta al turismo. Destacan pequeñas figurillas de barro, vestidas con minúscula indumentaria de fibras duras, representando a una madre con su hijo en brazos. Los grabados en piedra devinieron pirograbados en piel, reflejo de la victoria ganadera sobre la selva, que tiende a desaparecer por ello.
Entre los zoques, la vieja usanza de teñir sus ropas con grana cochinilla casi no subsiste, en cambio siguen haciendo jícaras esgrafiadas con gran delicadeza y máscaras para el carnaval de fama en Ocozocuautla. “He aquí un importante contraste con los diseños provenientes del mundo maya, más estilizados, más difícil de descifrar su significado”. Las étnias de origen maya –o mayenses- fueron las que “más resistencia militar presentaron a los colonizadores, mientras que los zoques asimilaron los rasgos culturales de los conquistadores”, aunque en algunas de sus fiestas perduran los simbolismos originarios.
Por su lado, el arte popular mestizo encarna en el típico vestido de chiapaneca. Se utiliza en distinguidas ocasiones; entre ellas, para la danza de los Parachicos, donde los hombres portan una máscara de fino acabado, con ojos azules, que representa al español. En Chiapa de Corzo hay famosos mascareros.
Danza de la comunidad chuj de Loma Linda, La Trinitaria, Chis. D.R. Leticia Olverta, 2007, Fototeca Nacho López, INPI.
Huipil de algodón con bordado a mano. Artesano desconocido. Los Altos, Chis. Col. Luis Armando Haza Remus. (Foto: Jasso).
Catrina con traje de chiapaneca, papel y cartón. Artesana Mónica Patricia Torres Hernández. Venustiano Carranza, CDMX. 2014. Col. MAP. (Foto: Estudio Kristina Velfu, EKV).
Falda bordada a mano. Artesano desconocido. Chiapa de Corzo, Chis. Donante Cecilia Occelli. Col. AmigosMAP. (Foto: EKV).
Blusa bordada con aplicaciones. Artesano desconocido. Chiapa de Corzo, Chis. Donante Cecilia Occelli. Col. AmigosMAP. (Foto: EKV).
Maureen Spilk con huipil ceremonial de boda Zinacantán, Chis., en Desfile de Novias, en el MAP. (Foto: Estudio Urquiza/Roberto Uribe).
Significado de los símbolos en los tejidos de telar elaborados por los artesanos chiapanecos.
Huipil tejido en telar de cintura. Artesano desconocido. Teneja, Chis. Donante Cecilia Occelli González. Col. AmigosMAP. (Foto: EKV).
Paño brocado de artisela, bordado con hilo de algodón. Artesana Manuela Vázquez Uin. Venustiano Carranza, Chis. Col. Part. (Foto: EKV).
Huipil tejido en telar de cintura. Artesano desconocido. San Juan Chamula, Chis. Donante Cecilia Occelli González. Col. AmigosMAP. (Foto: EKV).
Faja tejida y bordada. Artesano desconocido. Tenejapa, Chis. Donante Cecilia Occelli González. Col. AmigosMAP. (Foto: EKV).
Mujer con niños de barro, lana y fibra vegetal. San Juan Chamula, Chis. Col. Miguel Abruch. (Foto: GLR Estudio).
Huipil Ceremonial de Mayordoma, entintado y brocado. Artesano desconocido. Chiapas. 2000. Col. AmigosMAP. (Foto: EKV).
Paño de algodón y lino tejidos en telar de cintura y brocado con artisela. Artesanos Asociación Santa Jolobil. San Cristóbal de las Casas, Chis. 2006. Col. Fomento Cultural Banamex. (Foto: EKV).
Pantalón tejido en telar de cintura con detalles pepenados. Artesano desconocido. Venustiano Carranza, Chis. Col. Populart. (Foto: EKV).
Hombre chamula, Plomo moldeado y policromado. Artesano Teodoro Torres Orea, de Puebla. Col. Part. (Foto: EKV).
Muñeco Chamula, madera tallada y lana. Artesana María Patishtan Licanchiton. Chamula, Chis. Col. Part. (Foto: EKV).
Hombre lacandón de Nahá, Ocosingo, Chis. D.R. Teúl Moyrón, 2005, Fototeca Nacho López, INPI.
Indio lacandón de madera tallada y tela. Artesano desconocido. Selva lacandona, Chis. Col. Miguel Abruch. (Foto: GLR Estudio).
Muñeco de barro modelado y camisa de algodón. Cultura lacandona. Hacia 1980. Nahá, Ocosingo, Chis. Acervo de Arte Indígena, Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas. D.R. Michel Zabé, INPI.
Figuras lacandonas de barro modelado y yute. Artesano desconocido. Selva lacandona, Chis. Col. Miguel Abruch. (Foto: GLR Estudio).
Hombre chamula de plomo policromado. Artesano Teodoro Torres Orea. Puebla. Col. Part. (Foto: EKV).
Sombrero tzotzil tejido y cosido a mano con aplicación de listones. Artesano desconocido. Chiapas. Col. Populart. (Foto: EKV).
Sombrero tzotzil tejido y cosido a mano con aplicación de listones. Artesano desconocido. Chiapas. Col. Populart. (Foto: EKV).
Sombrero tzotzil de palma tejida, cosido a mano. Artesano desconocido. Chiapas. Col. Populart. (Foto: EKV).
Quetzal de lana cosida a mano. Artesana Petrona López Méndez. Iztapalapa, CDMX. 2010. Col. MAP. (Foto: EKV).
Chango de barro policromado. Artesana Mercedes Gómez León. Amatenango del Valle, Chis. Col. MAP. (Foto: EKV).
Jaguares de barro moldeado, engobado, bruñido y decorado. Artesanos Juana Gómez Ramírez y Alberto Bautista Gómez. Amatenango del Valle, Chiapas. Col. Miguel Abruch. (Foto: GLR Estudio).
Jaguar de barro modelado, engobado, decorado y bruñido. Artesano Alberto Bautista Gómez. Amatenango del Valle, Chis. 2002. Col. Fomento Cultural Banamex. (Foto: Jasso).
Sirena de barro modelado, engobado y decorado con pigmentos. Cultura tseltal. Hacia 1980. Amatenango del Valle, Chis. Acervo de Arte Indígena, Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas. D.R. Jorge Moreno, INPI.
Ajedrez maya de madera tallada y pulida. Artesano Pedro Gordillo Romero. Tuxtla Gutiérrez, Chis. 1997. Col. Part. (Foto: EKV).
Marimba de ámbar recortado y ensamblado. Artesano Luis Zúñiga. Chiapas. Col. AmigosMAP. (Foto: Nicola Lorusso).
Tambor zoque de madera, piel e hilos. Artesano Atalino Jiménez Sánchez. Chiapas. Col. Part. (Foto: EKV).
Tambor autóctono ceremonial. Talla de cedro con piel de res. Artesano Rosemberg Cundapi. Suchiapa, Chis. Col. Part. (Foto: EKV).
Sonaja tradicional para carnaval. Madera. Artesano Miguel López Girón. Tenejapa, Chis. (Foto: EKV).
Botellón para agua de barro policromado y bruñido. Artesano desconocido. Chiapas. Col. Francisco Pérez de Salazar. (Foto: Jasso).
Tinaja de barro natural engobado. Artesana Guadalupe Cruz Martínez. Amatenango del Valle, Chis. Col. Part. (Foto: Jasso).
Cántaro de barro modelado y decorado con engobes. Artesano desconocido. Amatenango del Valle, Chis. Col. MAP. (Foto: Jasso).
Guaje recortado y laqueado en forma de canasta. Artesano desconocido. Chiapas. Donante Yoje Tapuach. Col. AmigosMAP. (Foto: Jasso).
Jícara ahumada y esgrafiada. Artesano desconocido. Tecpatán, Chis. Col. Part. (Foto: Jasso).
Máscara de parachico de madera de cedro laqueada. Artesano Siliceo Hernández. Chiapa de Corzo, Chis. Col. Part. (Foto: Jasso).
Máscara de Parachico. Madera tallada y policromada. Artesano desconocido. Chiapas. Col. Populart. (Foto: EKV).
Cruz ceremonial tzotzil de madera tallada y pintada. Artesano desconocido. Chiapas. 1999. Col. AmigosMAP. (Foto: EKV).
Cruz de la pasión de Cristo de fierro forjado. Artesano Gabriel Flores Ortega. San Cristóbal de las Casas, Chis. Col. Part. (Foto: EKV).
Juego de collar aretes y dije de filigrana y ámbar. Artesano Roberto Carlos Aguilar López. Tuxtla Gutiérrez, Chis. Col. Part. (Foto: EKV).