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Antojitos mexicanos

El obligado acompañamiento líquido de los tamales son los atoles: bebida preparada a base de masa de maíz con agua o leche. No es una costumbre reciente; ya desde el México prehispánico era indisoluble el binomio tamal/atole (aunque, por supuesto, de agua, pues no había lácteos)

Los antojitos son el más fiel exponente de la cocina popular mexicana. Son espejo de la gastronomía prehispánica y de su mestizaje colonial de trescientos años.

La palabra taco podría provenir de la corrupción de los nombres de algunas variedades de tortillas (que consigna Bernardino de Sahagún): tlaxcalli y quauhtaqualli. Como quiera que sea, el historiador Héctor Manuel Romero informa: “A partir del siglo XVIII, en España empezó a designarse ‘taco’ al bocado o comida muy ligero que suele tomarse fuera de las horas de comer en Aragón y Navarra

Por tamal –que viene del náhuatl, tamalli- entendemos un alimento a base de masa de maíz relleno de diversos ingredientes, envuelto a manera de paquete con hojas vegetales para posteriormente ser cocido

Aquí nos referimos al concepto mexicano de torta y no a los pasteles españoles, que reciben ese mismo nombre. La sencilla baguette francesa o el pepito o el magro bocadillo español o la hamburguesa poco tienen qué hacer al lado de las tortas compuestas.

Antojito principalísimo derivado del maíz, sólo superado en fama por los tacos, la tostada es tan popular como las quesadillas, los sopes, las garnachas o las chalupas. La tostada es uno de los actores principales de nuestra escena maicera